Dolor. Correr duele. Si corres o has corrido alguna vez sabes que lo normal es que te duela algo todos los días. Luego hay épocas. Épocas en las que te duele el gemelo, otras en las que te duele la rodilla o tienes molestias en la tibia. Luego hay el dolor que la propia vida trae, el dolor de la pérdida de un ser querido, el dolor de una enfermedad, el dolor de una desgracia. Para eso correr te ayuda a seguir adelante, a continuar con el día a día. En esos momentos tu mente se centra en el dolor de tu cuerpo y no en el de tu alma. Y sigues adelante, un km tras otro, hasta terminar extenuado. Entonces la cabeza deja de pensar y el alma empieza a cicatrizarse.
Descansa en paz papá. Nunca te olvidaré.
Descansa en paz papá. Nunca te olvidaré.
Tienes razón, Jesús. Es cierto que hay dolores difíciles de asumir. Son aquellos que salen del alma, los causados por la pérdida de un ser tan allegado como pueda ser un padre. Y cuando es en estos extraños tiempos, mucho peor. Lo siento mucho, sólo se me ocurre darte ánimos. Siempre estará en tu recuerdo. Un fuerte abrazo. Y sigue corriendo.
ResponderEliminarGracias Pedro. Un abrazo.
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