Estos días, haciendo series, me he dado cuenta de la importancia de los brazos en la carrera a pie. Me podía haber dado cuenta antes, es cierto, pero la bombilla se me ha encendido ahora, después de 12 años corriendo, que digo yo que sería una bombilla de los chinos. A lo que voy. En una serie a velocidad umbral me di cuenta de que si subía mucho los brazos arriba y abajo, cerca de la cabeza, aumentaba la velocidad sin demasiado esfuerzo. Probadlo. Es la pera limonera ( yo siempre en horario infantil)
Pero esto no acaba aquí, no. Ayer, mientras hacía un trote despacito e intentando que las pulsaciones se mantuviesen bajas, descubrí otra cosa de la que había oído hablar durante muchos años y no sabía qué narices era: correr relajado. ¿Pero cómo? Ayer se me encendió otra bombilla, la otra del chino ya se había fundido, y descubrí que hay que correr sin subir los hombros, con los hombros lo más bajo posibles, para correr tranquilo sin que las pulsaciones te suban.
Así que una gozada el trote de ayer, creo que sonó You shook me all night long de AC/DC , la noche era muy agradable y no se rió de mí ningún adolescente mientras fumaba con sus amigos.
El domingo tengo carrera, la Vintage, ¡ay qué nervios! Ah, que no, que tengo que correr relajado. Pero rápido. No sé, qué lío.
¡Salud y kilómetros!
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