Cuando la calor aprieta qué mejor que echar unas carreritas, no me digáis que no. Esa sensación de levantarse a las 7 de la mañana con la boca más seca que la suela de unas Mizuno, ese café con galletas deprisa, que si te demoras sube la temperatura, esa visita al inodoro para no llevarse sorpresas a mitad del entrenamiento, todo eso , todo eso es el verano. Otros dirán que el mar y esas parafernalias, la brisa y los helados. NO. ¿Qué somos? Runners. ¿Qué hacemos? Corremos. A las 7 de la mañana en agosto, como debe ser. Cuenta la leyenda que el 97.8% de los runners que corren ahora a esas horas, volvían de fiesta cuando eran jóvenes, practicando el tumbing, dando tumbos de lado a lado de la calle de la melopea que llevaban. Ya todo eso pasó. No es tiempo de mirar atrás. Para atrás nunca, ni para coger carrerilla. En el horizonte, querido runner, te esperan una orgía de carreras de media y larga distancia. ¿Qué son las endorfinas sino la droga de los viejóvenes? ¿Y qué produce endorfinas en cantidades industriales? El Running. Correr sólo no. EL RUNNING. La camiseta fosforito, el reloj de 300 pavos, las zapatillas de 200 euros, escuchar música mientras corres ( que si no menudo coñazo), la foto al Instagram. El atletismo está sobrevalorado, ganar unas décimas al cronometro... ¡Lo que lo peta es el Running! Y más a las 7 de la mañana un domingo de agosto.
¡Feliz Verano!
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