Ya lo decía Suede en Obsessions, it's simple and complex, el running se puede volver una obsesión nada saludable. Esto ocurre cuando planificas tu tiempo según tus entrenamientos, cuando no te tomas esa copa no sea que vayas a perder unos segundos en tu próxima carrera o no te comes esa loncha de bacon porque puede hacerte ganar peso... Eso no es bueno. Somos corredores populares y si corremos es para disfrutar y para mantenernos en forma. De nada sirve bajar dos minutos tu marca si tu vida sólo gira en torno al running. Hay que volver a los orígenes cuando corrías para escuchar música al aire libre y desconectar de los problemas diarios. Claro que te gusta mejorar tus marcas pero con tranquilidad, disfrutando del camino, ya llegarán los tiempos con constancia. Mientras tanto disfrutad de la música y de todo lo que os rodea. Puedes ser un corredor popular pero también muchas cosas más. Nunca lo olvidéis.
Hubo noches en las que escuchabas a Kurt Cobain mientras bebias cerveza y fumabas un cigarrillo tras otro. Al grito de "¡Nirvaaanaaaa!" entrabas en un trance hipnótico del que era imposible salir. Eran las noches en las que creías morir, pero no lo hiciste, porque eras joven e inmortal. Ese sentimiento ya pasó. Treinta años más tarde, cuando tú corazón se pone a 180 pulsaciones por minuto en los metros finales de una carrera, la sensación de morir un poco, lentamente y de resurgir al cruzar el arco de meta, es muy parecida. Enganchados al Rock. Al Rock de la Media Maratón de este pasado domingo 27 de Abril. Después de más de dos años conseguí bajar de las 2 horas en los 21K, logrando mi tercer mejor tiempo en la distancia. Y lo celebré, claro que lo celebré, con dos tercios de Mahou en buena compañía. Porque, como dijo Jimbo, "el futuro es incierto y el final siempre anda cerca".
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